Es el último poema que aparece en «El silbo vulnerado» y no es un soneto como los demás poemas. Anticipa el paso a otra etapa de su vida y producción poética.
¿Cuándo aceptarás, yegua,
el rigor de la rienda ?
¿Cuándo, pájaro pinto
a picotazos limpio
romperás tiranías
de jaulas y de ligas,
que te hacen imposibles
los vuelos más insignes
y el árbol más oculto
para el amor más puro ?
¿Cuándo serás, cometa,
para función de estrella,
libre por fin del hilo
cruel de otro albedrío ?
¿Cuándo dejarás, árbol,
de sostener, buey manso,
el yugo que te imponen
climas, raíces, hombres,
para crecer atento
sólo al silbo del cielo ?
¿Cuándo, pájaro, yegua,
cuándo, cuándo, cometa,
¡ay !, ¿Cuándo, cuándo, árbol ?
¡ay ! ¿Cuándo,cuándo,cuándo ?
Cuando mi cuerpo vague,
¡ay !
asunto ya del aire.
De Camino latino. En este poema, Miguel Hernández, «deseperando tal vez de una solución humana a sus angustias amorosas, se plantea, aunque sólo en forma interrogativa, como posible liberación del las esclavitudes y prisiones del amor humano, la salida ascética, tan presente en otros poemas anteriores…la viabilidad de la solución teológica. Al encontrar cerrada la posible escapada sobrenatural llega invevitablemente a «El Rayo que no cesa» con la angustia del hombre que, abandonado a us propias fuerzas, tiene que enfrentarse con los grandes problemas de la muerte y el amor.» Del prólogo del libro reseñado.