He leído también este pequeño libro, 117 páginas, de Francisco Javier Fresán, del que me ha interesado especialmente el capítulo 3 “El Catecismo en piedra”. Está dedicado a comentar la rica diversidad de la escultura de las iglesias de la Valdorba, sobre todo en sus capiteles de las portadas y los abundantes canecillos de los muros. Empieza por hablar de los crismones, su origen romano y su expansión románica en estas tierras desde lo acuñado en la Jacetania aragonesa. Se extiende ampliamente por los capiteles, los clasifica según su abundancia y según se refieran a mostrar vicios, pecados o virtudes sobre los que el clero, nos imaginamos, explicarían la doctrina a los ignorantes del lugar: la lujuria (parejas de adúlteros, exhibicionismo expreso, simbolizado en animales diversos en actos obscenos y violentos), la embriaguez (bebedores), avaricia ( con bolsas), la música podía interpretarse entonces como pereza (músicos, contorsionistas y animales profanos)… Se extiende al final por un tema para mí totalmente desconocido el “bestiario” presente en estas iglesias. Pero lo más destacado es la explicación sobre la “Fiesta de Jano“, esculpida en una arquivolta de la portada de San Pedro ad Víncula de Echano y estudiada minuciosamente por el aludido especialista Andrés Ortega del que he hablado en otro post Valdorba románica .
Conforme voy avanzando en este arte, se me aparecen nuevos temas: los crismones, el bestiario románico, simbología de la escultura, los canteros…
Como ejemplo de esta riqueza, copio aquí una foto con parte de las arquivoltas de la portada de Echano.